Impulsada por la pandemia, la transformación digital se ha convertido en una prioridad para las empresas. En el nuevo contexto, muchas organizaciones buscan adoptar una postura más madura sobre la digitalización y están surgiendo problemas que dificultan el avance.
El ritmo de transformación digital de las empresas se ha acelerado desde el inicio de la pandemia, obligándolas a acelerar determinados procesos para ser más competitivas en sus respectivos mercados. El paso a la digitalización ha permitido adoptar nuevos procesos tecnológicos y formas de trabajar, que tienen un impacto positivo en los resultados comerciales. El 53 % de las empresas dice que la transformación digital es la tendencia con mayor impacto en el crecimiento empresarial, y muchas seguirán avanzando en el camino.
Resistir el cambio
Muchas empresas tienen objetivos poco realistas y procesos inadecuados que ralentizan la transformación digital, pero el principal impedimento es la resistencia al cambio. Esta actitud humana no es fácil de superar y muchas organizaciones descubren que sus empleados e incluso los gerentes son reacios a aceptar los cambios que trae consigo la digitalización. No es fácil para ellos salir de su zona de confort y adoptar nuevas tecnologías y procesos en su vida diaria, y su comprensión de los beneficios que aportan deberá mejorar para poder avanzar.
Falta de liderazgo digital
Por otro lado, para que una organización pueda realizar un cambio importante, es crucial contar con personas que sirvan como modelos a seguir y catalizadores del cambio. Su liderazgo tiene el potencial de inspirar y tranquilizar a sus subordinados. Para los expertos, está claro que los empleados quieren que sus gerentes y líderes sean los primeros en adoptar estos cambios, y recomiendan que las organizaciones trabajen para potenciar el papel de estas figuras en el impulso de la transformación digital de una empresa.
Supervisión de cambios
Finalmente, un tercer problema que dificulta el proceso de transformación digital es que muchas empresas carecen de métricas suficientes para monitorear el progreso de la transformación digital, lo que dificulta la demostración del valor del cambio. En muchos casos, los cambios solo se evalúan a medida que ocurren, en lugar de durante el proceso, lo que dificulta identificar las barreras que podrían ralentizar la transformación digital, así como las señales positivas de cambio.